Un hecho repudiable sucedió este fin de semana el partido de Ituzaingó. Un hombre, del cual todavía se desconoce su identidad, entró a una ferretería a robar con su hijo de siete años.
El padre utilizó al chico para llevarse varios pares de medias que estaban a la venta en el comercio y luego escaparon a bordo de un colectivo. Sin embargo, la secuencia quedó captada por las cámaras del seguridad del local, donde se pudo notar a la perfección el accionar del ladrón.
El hecho tuvo lugar en una ferretería ubicada en la avenida Martín Fierro al 4900. Allí, el hombre simuló ser un cliente para mantener distraída a la vendedora y robó un par de medias que se las dio al menor para que se las llevara. En las imágenes se ve cómo el niño se va enseguida del comercio con el paquete en la mano para que no lo vea la empleada.
#Ituzaingó USÓ A SU HIJO PARA ROBAR EN UNA FERRETERÍA: TRAS EL HECHO, EL DUEÑO DEL LOCAL LE OFRECIÓ TRABAJO AL PADRE DEL NENE
— 24con (@24conurbano) February 14, 2025
El hombre simuló ser un cliente para mantener distraída a la vendedora y robó un par de medias que se las dio al menor para que se las llevara. En las… pic.twitter.com/HS3KfIS0cE
Tras el robo, Marcelo, el dueño del comercio, contó a A24 que intentó atrapar al hombre, pero lo perdió cuando el ladrón y su hijo subieron a un colectivo. “Yo presencié el momento cuando salieron corriendo el padre con otros chicos y se subieron al colectivo, no sabía que se habían robado. Después me enteré de que le había pedido a Claudia tres metros de cable y que mientras ella buscaba el pedido le habían robado un paquete con 24 pares de medias”, narró.
Además, agregó: “Lo triste no es lo que se robaron, lo triste es que haya incitado a la criatura a que robar sea un ejemplo a seguir, que eso sea lo que está bien y que lo que esté a su alcance sea expropiado de esa manera aberrante”.
El ferretero manifestó: “Me gustaría agarrar a ese padre que insultaba a la madre y a esos chicos a los que increpaba para cruzar la calle rápido y subirse al colectivo. Los trataba como títeres a esas pobres criaturas para volar rápido de la zona. No quería ser atacado por la gente”.
No obstante, lejos de esperar una represalia, el dueño del local hizo una profunda reflexión al aire: “Yo quiero decirle a ese muchacho que no tiene más de 35 años, que podría ser mi hermano menor, que venga a trabajar conmigo, que venga a ayudarme, que empiece a transpirar por trabajar, no por delinquir. Que sepa lo que es la cultura del trabajo, porque seguramente ese muchacho tampoco tuvo un padre que le inculcara el ganarse el mango limpiamente, sanamente”.